Autor: Joan Quintana
Dormir y aún mejor, dormir bien es, sin lugar a dudas, una condición necesaria
para mantener una buena salud, tanto física como mental.
Todos los seres vivos – sin escepción – necesitan un tiempo de descanso en el
cual se activan mecanismos de regeneración. Esto se consigue gracias al
Ritmo Circadiano. Se trata de un clico biológico natural de 24 horas que sigue
la pauta de luz y oscuridad del planeta. En este período nuestro cuerpo registra
una serie de procesos fisiológicos y bioquímicos. Acompañando este ciclo
nuestro organismo dispone de un reloj biológico que regula las fases de vigíliasueño:
la glándula pineal. Para ello, produce melatonina, una hormona
derivada de la serotonina (“la hormona de la felicidad”) y cuya función es que
nuestro cuerpo se relaje facilitando el sueño. La producción de ésta hormona
disminuye con la edad.
Benefícios
Regeneración a nivel celular, órganos y cerebro. En nuestro caso, el cuerpo
libera hormonas que ayudan a reparar las células. El sistema inmunitario se
fortalece . En el cerebro, por ejemplo, mejora las conexiones neuronales en el
hipocampo (la zona de la memoria, el aprendizaje, las emociones y estímulos).
Dormir pues, da claridad de pensamiento, equilibrio emocional y una mayor
creatividad.
Salud cardiovascular.
El déficit de sueño provoca una liberación aumentada y
sostenida de las hormonas del estrés: adrenalina y cortisol. Éstas aumentan la
tensión arterial y la frecuencia cardíaca. Para contrarestarlo nuestro cuerpo
produce serotonina y melatonina consiguiendo un sueño profundo y
equilibrado. Como resultado empezamos un nuevo dia con un cuerpo
descansado y sensación de bienestar.
Consejos para dormir mejor
refuerza nuestro ciclo vigília-sueño.
provocar una cierta somnolencia, con el paso de las horas puede producir el
efecto contrario.
verano y no demasiado cálido en invierno.
respiración por la fosa nasal izquierda, activando el sistema nervioso
parasimpático, relajando nuestro cuerpo.
Alimentos para soñar
La melatonina se sintetiza a partir de un aminoácido esencial conocido
como triptófano. Lo encontramos en algunos alimentos como lácteos, huevos
(especialmente la yema), pescado azul, aves (pollo y pavo), cereales (arroz y
avena especialmente), frutos secos (nueces y almendras), frutas (plátano,
cerezas y aguacate), legumbres (lentejas, garbanzos, soja) o semillas (sésamo
y calabaza). Infusiones de valeriana, manzanilla, tila, melisa o pasiflora.